martes, 11 de abril de 2017

DANZA BIONICA por Tania Panés




DANZA BIÓNICA
POR TANIA PANÉS



Parecía que aquello de ponerle una sonata de Mozart a nuestras plantas era cosas de niños o románticos empedernidos, pero lo cierto es que científicos de la Universidad de San Diego, California, probaron tras numerosos experimentos que, en efecto, el somata de las plantas se abre alrededor de una hora después de su exposición a frecuencias altas, lo que influye activamente en su crecimiento. Según el neurobiólogo vegetal Stefano Mancuso, son precisamente las frecuencias bajas (entre 100 Hz y 500 Hz) las que favorecen la germinación de las semillas, y además de esto, asegura que las plantas tienen nuestros cinco sentidos y 15 más. Aunque no tengan ojos u oídos, las plantas son capaces de percibir todas las gradaciones de luz y ondas sonoras. También son seres inteligentes que se comunican entre sí a través de la producción de sustancias químicas (como cuando están en peligro o perciben que están siendo comidas por un insecto) y seres sociales que se ayudan mutuamente a sobrevivir. Cuenta Mancuso que en un experimento cortaron el flujo de agua que llegaba hasta un abeto y los abetos de alrededor comenzaron a pasarle nutrientes durante años para que no se muriera. Este tipo de experimentos nos demuestran que no sabemos nada acerca del comportamiento de las plantas y de la compleja red sensorial y perceptiva de la que disponen. 



Siguiendo esta línea experiencial, el artista Honevo lleva algunos años experimentando con la danza con las plantas. Creemos que las plantas son seres anclados a la tierra que carecen de movilidad pero es porque nuestro ojo no es capaz de captar este movimiento, que sucede lentamente: un ritmo que no somos capaces de percibir pues nuestro organismo y nuestra mente funcionan mucho más rápido. Hoy por hoy y con el uso de las nuevas tecnologías, los investigadores y camarógrafos han conseguido plasmar esta danza a través de la grabación y la reproducción a cámara rápida de dichos movimientos, permitiéndonos ver la realidad de un mundo que se nos escapa por completo.



Si las plantas son capaces de percibir la música, reaccionar ante las ondas sonoras con movimiento y sentir los agentes externos e incluso comunicarse entre ellas en respuesta a dichos estímulos, ¿cuál sería el efecto de la danza sobre las plantas? ¿Y sobre nosotros?



Bionic dance es un proyecto que acerca al ser humano al mundo vegetal desde un ámbito artístico-creativo, y desde un objetivo común: trasladar la danza hacia un nuevo escenario. El artista Honevo lleva más de siete años explorando la manifestación artística en un entorno vegetal y natural, utilizando ese mismo entorno como objeto y material  artístico para llegar a un nuevo entendimiento con el medio y generar conciencia medioambiental desde todos los ámbitos posibles. Honevo ha experimentado con la fotografía, la escultura y la pintura durante todo este tiempo, siempre con este objetivo primario que consiste en entender que no somos algo externo a la naturaleza sino parte de ella. Una de sus últimas propuestas es a través de la danza: en su canal de vimeo se pueden ver los diferentes estilos de danza que se han  explorado (flamenco, danza contemporánea, rueda cyr, danza africana e incluso lo que hoy se llama dendrofilia o hacer el amor con plantas). 



Los artistas que han participado en estos festivales han tenido la oportunidad de explorar su técnica y sensibilidad con un nuevo ente, que está vivo y con el que deben interactuar. Abrazos, caricias, actitudes retadoras: una fluidez sensual que transporta a las bailarinas a una nueva relación con el entorno. Ya no estamos solas en el escenario pues hay otro ser que respira y con el que dialogamos. Damos y recibimos. Nuestro cuerpo danza con otro cuerpo que parecer estático pero que también se mueve, siente, percibe. 

El efecto que esta propuesta ha tenido sobre los participantes ha sido tremendamente positivo, pues ha abierto nuevos canales de creación y una incipiente imaginería donde todo es posible, como una puerta por la que seguir explorando las posibilidades de la creación Así mismo, romper barreras y prejuicios para con el mundo vegetal y sus posibilidades. Conectar con otro ser vivo que no está tan presente en nuestras vidas urbanitas y del cual no sabemos nada, o muy poco, y llamar la atención sobre la necesidad de crear conciencia para su preservación.



¿Sin embargo, cuál ha sido la respuesta por parte de las plantas? Estas han sido muy variadas, pues algunos árboles han reaccionado muy bien a la música y al contacto (durantes los primeros experimentos hace ya algunos años, un árbol que recogieron de un contenedor y que estaba a punto de morir se recuperó muy pronto, por lo que podemos intuir que está dación de energía pudo resultar positiva para la planta). Sin embargo, según Honevo, otros árboles de mayor tamaño han dado signos de estrés bastante evidentes. 



De momento hay que seguir explorando para ver cómo afecta este intercambio a la larga y si la danza puede resultar beneficiosa para le recuperación de plantas o su crecimiento activo. Así mismo, ver de qué manera todos estos estímulos son recibidos y a qué nuevos horizontes puede llevarnos esta relación entre humanos y plantas, que también genera un efecto positivo en nosotros. 

Por Tania Panés
Fotografías de Hachefoto y Honevo
Para más información: https://danzabionica.wordpress.com





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